La distinción de Balón de Oro deslumbra. Por eso, con los galones de megaestrella que le adornan, a Benzema sus compañeros del Al Ittihad le buscan continuamente. En cada jugada, da la impresión de que la primera opción de cada futbolista es dársela a su nuevo crack, como si fuera un jugador de videojuego capaz de resolver todas las jugadas en cada pelota que toca. Al igual que le ocurre a su amigo Cristiano en Al Nassr, Karim ha llegado con vitola de crack mundial y las expectativas en torno a él son enormes. En la primera ocasión que ha tenido, ha demostrado su inmenso talento.
El Esperance de Túnez se adelantó en el marcador pero alegría le duró poco al equipo tunecino. Justo hasta que quiso Benzema. Condujo la pelota en el área por el costado izquierdo, amagó con centrar con la izquierda y se pasó la pelota por detrás a su pierna derecha, con la que le puso una rosca perfecta hacia la cabeza de Hamdallah, que con su gol convirtió el centro del exmadridista en su primera asistencia con el Al Ittihad.
Cada astro tiene sus satélites. La entrada de Kanté, que también debutó, en la segunda parte le dio algo de respiro a Benzema, que ya tenía a alguien con el que repartirse el protagonismo. Al filo de la hora de juego, Benzema arrancó desde la izquierda en carrera para llegar hasta el pico del área, desde donde puso la pelota en la escuadra con un derechazo con rosca. Marca de la casa.
Era el debut soñado. Gol y asistencia que servía para remontar el partido. El tanto fue su última gran acción antes de salir ovacionado del King Fahd Stadium de Taifa pocos minutos después al ser sustituido. En Arabia su nueva estrella, pagada a precio de oro, ya empieza a brillar.